Desde que no hay eventos presenciales, debemos reinventar cómo resolver la necesidad de conocer gente. Los abogados, como profesionales de la confianza, necesitamos conocer y que nos conozcan. Por ello las redes sociales son una parte fundamental de los planes de los despachos ya hace años.
¿Pero qué sentido tiene esta otra red?
Clubhouse es como una radio interactiva, una plataforma para conversar grupalmente con la voz y las ideas en los papeles protagónicos y a través simplemente de un móvil conectado a internet. Está abierto las 24 horas del día, los siete días de la semana.
La experiencia tiene algo de escuchar la radio y parte de los corrillos que se arman espontáneamente en los descansos de las conferencias. Es un lugar ideal pensado para generar conexiones y para encontrar y compartir ideas.
Creo que la diferencia fundamental de Clubhouse es la ausencia de todo lo demás. Ni texto, ni fotos, ni filtros ni vídeos. Es sólo conversación, en tiempo real.
Si Instagram es el reino del postureo físico, Twitter de la agudeza y el colmillo retorcido, en Clubhouse mandan la cordialidad, las ideas y la voz.
Aunque actualmente, como estrategia de lanzamiento para crear una percepción de exclusividad, sólo está disponible para iPhone y por invitación, se dice que en mayo se abrirá a los Androids.
Como toda red social: abres el perfil, subes una foto y redactas una biografía intentando parecer súper guay.
Sigues a gente y la gente te sigue a ti. Cuidado con las notificaciones: cuando alguno de tus seguidos accede a la sección de ponentes te notificará. Configura las notificaciones para que sólo te lleguen de quienes no quieres perderte nada.
No hay mensajería privada. Te permite conectar tus perfiles de Twitter e Instagram, pero no otros y personalmente echo de menos el de LinkedIn.
Los usuarios crean clubes dentro de los cuales se organizan salas por temas, que pueden ser programadas con antelación o en el momento en las que cualquiera (a menos que sea privada) puede entrar y salir sin registrarse. Suelen durar una hora, pero las hay mucho más prolongadas.
En las salas puedes participar como audiencia y sólo unos pocos están en la sección para hablar, pero pueden invitarte a hablar si te conocen o vieron algo en tu perfil que les interesó. También puedes pedir la palabra para opinar o hacer preguntas.
Para abrir un club, esperan a verte activo y que en otros clubes te hayan nombrado moderador. Yo aproveché apenas pude y abrí recientemente el club “Marketing de abogados”.
Algo que para los abogados será un aliciente es que las salas no se graban, son efímeras. Esto por un lado produce menos alcance, pero también más facilidad y menos presión por su exposición limitada. Se comparte información verbalmente como tomando café, en un formato informal, flexible, cercano y cómodo.
A diferencia de otras redes, está muy penalizado ser descortés o agresivo. Al ser una cuenta por número de móvil, no hay casi perfiles anónimos y he oído que quien te ha invitado puede ser sancionado si tu comportamiento es considerado fuera de las normas de la aplicación.
Las salas tienen un botón “Leave quietly” (marcharse silenciosamente) para que, si te aburres, lo que escuchas no era lo que esperabas o te tienes que ir, te puedas escapar sin tener que dar explicaciones ni ofender a nadie.
Las contras: ahora te diré mi opinión sobre los aspectos de Clubhouse que no son tan positivos.
- Privacidad: Comentar esto con abogados conlleva necesariamente que salten todas las alarmas relacionadas con la privacidad: si quieres invitar a personas (te dan sólo 5 invitaciones iniciales) y que te sugiera personas a quienes seguir, la aplicación te pide permiso para tener acceso a tu libreta de direcciones. Puedes negarte. La experiencia no será la misma, pero cada uno tiene sus prioridades. Sin embargo, aquí dicen que ha corregido recientemente uno de sus defectos de privacidad, pero no todos.
- Mucho no-working, hay que ver si también networking profesional: que la aplicación sea gratuita no significa que el tiempo que le dediquemos no valga mucho. ¿Compensa?
Frecuentemente entro en salas y sólo escucho una sucesión de presentaciones de autobombo con poco valor real.
Creo que el hecho de ser tan participativo hace que no haya filtro de calidad. Todos creemos que tenemos algo importante que decir, pero no nos interesa tanto lo que los demás tienen para contribuir.
Probablemente la función de los moderadores evolucione para asegurar que el contenido sea de valor, aunque ello implique que el micrófono termine siendo menos accesible.
En tanto es una herramienta para conversar en tiempo real, comunicar ideas, colaborar aportando conocimiento y generar conexiones parece un canal muy propicio para los abogados.
De los tres pilares para el éxito profesional de los abogados: propuesta de valor efectiva, reconocimiento de experto y relaciones de confianza con personas relevantes, Clubhouse contribuye con los dos últimos. Es un buen vehículo para demostrar experiencia, enfoque y personalidad, así como para generar contactos.
Por el momento, lo veo más propicio para abogacía de persona física que a B2B, pero seguramente con el tiempo las salas se enfocarán en cuestiones técnicas y, con ello, será más profesional.
Como todas las redes se van copiando y lo hemos visto con las stories de Instagram, también estas salas de audio están teniendo cabida en Twitter (“Spacies”), Facebook (“Live Audio Rooms”) y dicen que pronto LinkedIn tendrá el propio.
En este vídeo tienes perfectamente explicado cómo abrir un perfil y optimizar tu presencia, con consejos prácticos realmente útiles.
Creo que Clubhouse tiene algo muy valioso para los abogados. Gente aportando consejos de valor, ayuda y creando conexiones. Sin embargo, por el momento demanda mucho tiempo, un recurso realmente escaso para los abogados.
Lo importante es tener claro el “para qué”, parafraseado a Séneca “A quien no tiene una estrategia, todas las tácticas lo llevan mal.”
[Artículo publicado originalmente en el blog del Consejo General de la Abogacía Española]
Socia directora de Mirada 360.
Licenciada en Derecho por la Universidad de Buenos Aires y con un Máster en Comunicación Corporativa por la Universidad Complutense de Madrid, se dedica exclusivamente al marketing y comunicación de despachos de abogados desde Mirada 360, donde combina su experiencia como abogada con más de 15 años asesorando a firmas en sus planes de desarrollo de negocio, marketing estratégico, comunicación y marketing digital.