Ésta es una de las muchas conclusiones de la encuesta El abogado del futuro 2020 que realizó Wolters Kluwer con las opiniones de 700 juristas de EE.UU. y Europa, para estudiar cómo afectan las expectativas de los clientes, la tecnología y otros factores al futuro del mundo del derecho en las principales áreas, y analizar el grado de preparación de las organizaciones jurídicas para abordarlas.

La encuesta fue realizada en enero del 2020, antes de la pandemia de Coronavirus que está azotando al mundo.

En ese momento, antes de la crisis, el sector jurídico ya había iniciado un proceso de cambio impulsado por las exigencias de los clientes, las expectativas de las nuevas generaciones, la tecnología y la competencia, desde otros despachos de abogados, firmas de consultoría como las BigFour o los nuevos modelos de negocios (ALSP).

No obstante, nadie duda de que la crisis sanitaria y económica evidentemente amplifican estos motores del cambio.

Las firmas reciben de los clientes grandes presiones:

Presiones por más productividad, transparencia y colaboración, así como para bajar los costes, mientras deben seguir garantizando prestaciones de valor, con un alto retorno de la inversión y mensurables.

Por último, se enfrentan a la difícil tarea de la diferenciación de los competidores, tanto los tradicionales como de los innovadores, para ser elegidos en un segmento en el que la calidad técnica se presupone.

Entre las principales tendencias del mercado que más preocupan a los abogados, destacan:

  1. Las expectativas de los clientes para que sean más productivos y eficientes.
  2. Atraer, motivar y competir por el mejor talento. 
  3. Gestionar el ingente incremento de la complejidad normativa. 

En relación con el primer punto, la encuesta puso de manifiesto la dificultad en comprender cabalmente el alcance de las expectativas de los clientes.

En mi opinión, aquí radica un problema sistémico de nuestro sector: la falta de un plan estructurado que asegure la calidad, basado en evaluaciones de la satisfacción de los clientes realizadas periódicamente que sirvan para la mejora continua del despacho.

La falta de comprensión acabada de las prioridades de los despachos es, desde mi punto de vista, una barrera letal para avanzar en la confirmación de una firma orientada a los clientes y el mercado.

Pero también la encuesta determinó que hay una tendencia creciente a reconocer la importancia de mejorar los servicios y la experiencia de los clientes con varias líneas de trabajo:

  1. Incrementando la productividad y la eficiencia
  2. Acompañando a los clientes a desenvolverse en un entorno complejo (¡aún antes de la pandemia!)
  3. Definiendo prioridades de mercado para impulsar la especialización de sus equipos
  4. Invirtiendo en plataformas tecnológicas para facilitar la colaboración

[Artículo publicado originalmente en LexGoApp]

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