En los últimos años, se ha producido un gran revuelo en torno a las siglas «ESG». Los factores ESG están presentes en las conversaciones entre inversores y empresas y los medios de comunicación. Pero ¿qué son los factores ESG y qué significan para la abogacía?

ESG (por las siglas en inglés environmental, social and governance) engloba un conjunto de factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo a través de los que una organización impacta en la sociedad.

El factor «medio ambiente» en ESG se refiere a los esfuerzos de una empresa por conservar el mundo natural. Tiene en cuenta las políticas en relación con el uso de la energía renovable y la gestión de los residuos de sus operaciones.

El factor «social» indica el vínculo entre la compañía y las personas: las relaciones con sus empleados (las políticas de igualdad, diversidad e inclusión); con sus proveedores; así como con las comunidades con las que se relaciona.

Por último, el término «gobernanza» se refiere a los criterios utilizados para su organización: composición de los consejos de administración o, en este caso, de los socios o accionistas, a la remuneración de los ejecutivos y a las funciones y responsabilidades de los distintos comités.

Las exigencias en materia de ESG se han extendido porque los inversores consideran que las empresas con conciencia de sostenibilidad están más preparadas para adaptarse a nuevos escenarios, lo que se traduce en una mayor confianza en ellas como depositarias de inversiones.

Habrás escuchado estas siglas miles de veces y te preguntarás si es lo mismo que «sostenibilidad», «responsabilidad corporativa» y «responsabilidad social corporativa».

Pues sí, son ideas equivalentes.

El concepto ha evolucionado en el mundo desde 1953, cuando Howard R. Bowen publicó el libro «Social Responsibilities of the Businessman»; pasando por el capitalismo de stakeholders de Eduardo Freeman en 1984; la Global Reporting Initiative en 1997, Dow Jones Sustainability World Index (1999); el Pacto mundial de Naciones Unidas (1999); la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) (2015).

Pero la transformación definitiva comienza en 2020 cuando la Unión Europea cambia de categoría a la ESG: de recomendación a obligación. Las normas de conducta imponen la obligación a las empresas de maximizar el impacto positivo y minimizar el impacto negativo de su actividad.

Aquí es cuando la sostenibilidad pasa de ser un «nice to have» por estar fuera de la maximización de la rentabilidad de los socios con resultados a mediano o largo plazo, a un «need to have»: una obligación para las grandes compañías (por ahora llega hasta ahí).

Sin embargo, más allá de la obligatoriedad, la sostenibilidad es una herramienta estratégica para mantener e incrementar la riqueza de nuestra propia organización, porque impacta en la cultura corporativa y en las relaciones de confianza de los públicos relevantes. Lo que nos distingue en este ámbito es lo que hacemos no siendo obligatorio.

Cuatro razones para incorporar los factores ESG en los despachos de abogados

Los abogados debemos prestar atención a los estándares de conducta exigidos en el marco del ESG por cuatro razones:

1. Por un lado, se está convirtiendo en un factor cada vez más importante para los clientes en el segmento de la abogacía de los negocios de alto valor añadido, un mercado extremadamente competitivo y en la que la diferenciación no pasa por la calidad técnica.

En tanto el desarrollo sostenible está en el orden del día en los consejos de administración, entender y aplicar criterios de sostenibilidad en la propia gestión es un elemento diferenciador ante clientes, que cada vez más se interesan por los esfuerzos y resultados. Los clientes son conscientes de que los requisitos de debida diligencia deben viajar a través de la cadena de suministro.

2. Vivimos un momento en el que los despachos compiten más que nunca por contratar talento de alto potencial (el más productivo, más sofisticado y con más capacidad de generar riqueza), profesionales que tienen muchas oportunidades entre las que elegir y cuya permanencia promedio en los trabajos ha disminuido notablemente.

En ese escenario, ser percibido como un despacho sensible a las demandas actuales de la sociedad atrae, genera orgullo de pertenencia e incrementa el compromiso de los jóvenes abogados.

En la abogacía de los negocios de alto valor añadido, un segmento en el que competimos por el mejor talento, una estrategia y una cultura de sostenibilidad proporcionan un mayor sentido de propósito.

3. En un mundo hiperconectado, la gestión de los impactos de una organización en la sociedad es vital para cuidar la marca y la reputación.

Hoy en día, la sostenibilidad es más importante que nunca. Y no es sólo porque sea lo correcto para el planeta.

Ser una firma sostenible tiene un impacto positivo en su reputación y no serlo engendra un riesgo muy grande.

Por supuesto, no basta con pintarse de verde para decorar memorias de RSC. Ser sostenible es mucho más que enviar a los juniors a hacer voluntariado. Para que un despacho sea sostenible necesita incorporar las voces de las partes interesadas y analizarlas a fondo.

Un despacho que puede mostrar al mundo que se toma en serio la sostenibilidad, escuchando, analizando, actuando y consiguiendo resultados, se verá recompensado ya que comunica su visión de futuro e incrementa su reputación.

4. Por último, y muy importante, también es una nueva área de servicio.

Muchas firmas han creado recientemente prácticas dedicadas a la ESG para ayudar a las empresas a cumplir con las recomendaciones y exigencias regulatorias. Pero para asesorar bien hace falta entender en profundidad esta nueva materia e incorporar los conocimientos y visión de profesionales que probablemente no estén en la plantilla actual del despacho.

Nos movemos en un mundo cada vez más complejo y no solo la normativa en el ámbito ESG irá cambiando próximamente, sino que también lo hará el espíritu, los conocimientos y las tendencias subyacentes que motivan los cambios legislativos.

La colaboración es precisamente uno de los pilares de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Nuestros clientes necesitan a sus abogados para cumplir con la norma y la sociedad y nosotros necesitaremos asesorarnos para ayudarlos debidamente.

Difícilmente podremos lograr credibilidad y confianza en el asesoramiento en ESG a nuestros clientes, si no empezamos por tener principios claros y políticas coherentes, bien fundadas y bien comunicadas en nuestra propia casa.

Sea por la razón que sea, tomarse en serio la sostenibilidad ya no es una opción. Es la vía para asegurar el futuro de la organización.

Este es el título de una de las mesas del próximo Legal Management Forum que se celebrará los próximos días 18 y 19 de octubre.

Consulta el programa completo y toda la información en la web del evento.

Este artículo ha sido publicado originalmente en Diario La Ley.

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