La cuota litis es como ese cliente que llega con un caso “fácil” y termina arrastrándote a una batalla legal eterna. Es tentadora: atrae clientes, promete grandes ganancias y, cuando funciona, es un modelo espectacular. Pero basar toda la facturación de un despacho en este esquema es jugar a la ruleta rusa con la liquidez. Spoiler: no es sostenible. 

La atracción fatal de la cuota litis 

Para los clientes, es una gran idea: acceso a la justicia sin pagar por adelantado. Para el despacho, puede ser una fuente de ingresos futura… si todo sale bien. Pero la justicia no es precisamente rápida, y mientras esperas a que el caso se resuelva, los gastos siguen corriendo: salarios, oficina, captación de clientes. Si todo tu modelo de negocio depende de cobrar al final de los pleitos, tarde o temprano la tensión financiera se hace insostenible. 

¿Y si necesitas financiación? Mala noticia 

Los bancos no ven con buenos ojos los ingresos inciertos. ¿Resultado? Muchos despachos acaban recurriendo a fondos especializados, que sí entienden el negocio, pero a cambio de tasas elevadas. Esto erosiona aún más los márgenes y presiona la rentabilidad. Un despacho que vive al día y depende de la justicia (y de su ritmo) es un despacho financieramente vulnerable. 

La clave: diversificar o morir 

Los despachos financieramente sólidos no se la juegan con un solo modelo de facturación. Mezclan estrategias para garantizar estabilidad y liquidez: 

Igualas recurrentes: ingresos predecibles que cubren la operativa.
Precios cerrados por fases: control para el despacho y claridad para el cliente.
Retainers con prima de éxito: una mezcla entre seguridad y motivación.
Cuota litis, sí, pero con cabeza: solo en casos estratégicos y bien seleccionados. 

Además, mantienen reservas de liquidez y relaciones con fondos que comprenden las particularidades del sector sin ahogar el negocio con condiciones leoninas. 

El futuro: menos apuestas, más estrategia 

El caso Arriaga ha dejado una lección clara: depender de un solo modelo de facturación es un riesgo letal. Bancos y fondos serán cada vez más cautelosos con este esquema, y los despachos tendrán que afinar su estructura financiera, optimizar costes y ser más selectivos con los casos que aceptan. 

Equilibrio o desastre 

La cuota litis no va a desaparecer, ni debería. Es una herramienta válida, pero solo como parte de una estrategia equilibrada. Apostar todo a este modelo es como construir un castillo en la arena: tarde o temprano, se cae. La clave es diversificar, planificar y asegurarse de que el despacho crece con solidez, no con expectativas. 

 

Lidia Zommer 

Socia directora

Algunas de estas ideas tuvieron cabida en este reportaje de Cinco Días – El País.

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