Como en la vida misma, en la sociedad virtual son necesarias reglas de convivencia. Se trata de normas básicas que aseguran la participación pacífica de personas con diferentes sensibilidades, intereses y modos de relacionarse.
Estas buenas maneras tienen unos mínimos que las propias plataformas establecen para garantizar que las sigamos utilizando en un entorno amable, como el respeto por la privacidad, la reputación y la propiedad intelectual.
Twitter también tiene sus normas en esta línea y te pueden echar de su fiesta
Anuncian que pueden suspender una cuenta cuando el usuario infringe las normas de Twitter, como suplantar la identidad, amenazar, ser violento, violar los derechos de autor, enviar spam, etc.
¿Pero qué pasa si la aplicación de las sanciones no es acorde a derecho? ¿Tenemos derecho a reclamar?
Hace unos días, concretamente el 1 de septiembre, Twitter suspendió la cuenta de Almacén de Derecho, maravilloso proyecto del catedrático Jesús Alfaro que impulsamos. Y lo hizo sin ninguna explicación. Simplemente nos impide acceder a la cuenta, tanto como administradores como en tanto followers. Cualquiera que haya seguido la cuenta puede comprobar que jamás se ha incurrido en las despreciables acciones que justificarían la sanción, ni mucho menos. Desde esa cuenta nos limitábamos a compartir los posts de los profesores. Más candidez imposible.
Existe un proceso de recuperación, que funciona interponiendo una apelación, lo que hemos hecho sin haber obtenido de su parte ninguna respuesta.
No somos los primeros injustamente sancionados. En febrero se le dio por suspender cientos de cuentas y hace unos días suspendía la cuenta del defensor del pueblo de Venezuela. Muchas veces cuando les pasa, después lo arreglan y lo reconocen.
Para recuperarla, se debe seguir un procedimiento en el que uno debe explicar “por qué considera que su cuenta no ha incumplido las Reglas de Twitter“. Se trata de una “prueba diabólica”, la de probar un hecho negativo, la prueba de la no participación del reo en la comisión del delito imputado. Sin embargo, de nada valen nuestros mensajes, ni ruegos, ni súplicas. Sencillamente, no tenemos derecho al pataleo porque en Twitter no somos clientes, somos el producto.
Somos precarios en la posesión de un sitio en el ciberespacio en la que su dueño (Twitter) tolera dicha posesión, pero ello no significa que otorgue al poseedor ningún derecho sobre la cosa.
Las redes sociales no nos cobran por el uso de su plataforma pero no son ONGs, tienen ingresos por publicidad en el marco de los contenidos que nosotros publicamos. Es una publicidad altamente segmentada, porque saben mucho de nosotros. Edad, región, gustos, modalidad comunicacional, situación sentimental, profesión, relaciones, entre otros datos muy valiosos para su análisis y diseño de publicidad.
¿Que no te gustan las nuevas medidas de privacidad? No hagas clic en acepto y deja de usar Facebook.
¿No te gusta que Twitter te llene el timeline de publicidad? Deja de usarlo. O quizás antes te echa él mismo.
Twitter lo dice claramente:
Twitter puede suspender o cancelar sus cuentas o dejar de proporcionarle la totalidad o una parte de los Servicios, en cualquier momento y por cualquier razón. Leer más aquí.
Ya tenemos claro que nuestro derecho es precario como la situación que se da cuando una persona tiene la posesión de una cosa, normalmente un bien inmueble, sin ser su dueño ni tener ningún derecho sobre ella: el dueño puede reclamarla en cualquier momento. Sólo podemos hacer lo que nos indican y esperar.
Pero volvamos a la cuenta de Twitter del Almacén
Hicimos lo que se nos indicaba y esperamos. Dos semanas esperamos. ¡Dos semanas! Ya no esperamos más: la dimos por perdida y abrimos otra cuenta: @almacendderecho. Te invitamos a seguirla, te aseguro que es un proyecto que vale cada milímetro del espacio que ocupa y mucho más.
En este caso el daño no ha sido enorme porque todavía no habíamos creado una comunidad tan grande, pero esto puede ser muy gravoso si no se tiene algún modo de volver a conectar con las personas que nos seguían.
¿Cómo construir una audiencia sin depender de los caprichos de las plataformas?
El único modo de tener algún control de una audiencia es construyendo una base de datos propia a la que cada persona se haya adherido voluntariamente, con todos los recaudos de la LOPD (doble opt-in, acceso fácil a darse de baja, indicación del responsable, etc.).
Lo bueno en este caso es que la lista de suscriptores del Almacén es casi tan grande como la que teníamos en Twitter, pero de más calidad. Una persona que te deja su email para que le escribas directamente a su buzón de correo confía en ti y valora tus contenidos.
Por eso, si estás en las redes para generar oportunidades de más trabajo, lo importante no son tus followers, ni los likes, ni (por supuesto) tu Klout. Lo importante son las personas que te muestran su cariño y confianza dejándote su email, lo leen y te prestan atención. Ésa es la clase de influencia que los profesionales necesitamos.
Tal y como Twitter nos suspendió la cuenta, ahora nos la devuelve
Finalmente, y tas un mes de inactividad, Twitter decide «devolvernos» la cuenta @almacenderecho. El soporte de esta red social nos argumenta que se trata de un error: nos habían incluido en un grupo de spam.
Y tú, ¿tienes un modo de capitalizar tu inversión online o sigues creyendo que con ser majo en Twitter alcanza?
Socia directora de Mirada 360.
Licenciada en Derecho por la Universidad de Buenos Aires y con un Máster en Comunicación Corporativa por la Universidad Complutense de Madrid, se dedica exclusivamente al marketing y comunicación de despachos de abogados desde Mirada 360, donde combina su experiencia como abogada con más de 15 años asesorando a firmas en sus planes de desarrollo de negocio, marketing estratégico, comunicación y marketing digital.