Hace unos días tuvimos la estupenda oportunidad de conocer y conversar con uno de los nombres propios más relevantes de la abogacía española y mundial. Antonio Garrigues tuvo la deferencia de asistir como estrella invitada a la sesión de marzo de inkietos. Fue un honor, un placer y una experiencia absolutamente enriquecedora. Personalmente, me confirma que la juventud no pasa por la fecha de nacimiento y que pertenecemos a la era en la que soñamos. Me encanta este joven y entusiasta abogado que sigue aprendiendo, interesado por la innovación y que no quiere irse a jugar al golf, ese deporte aburrido para viejos. Me encanta este hombre.

A continuación el post que disfruté escribiendo para la web de nuestro grupo:

Antonio Garrigues, un abogado que no deja de inkietarse

“Testigo clave de medio siglo de nuestra historia”, así describe a Antonio Garrigues Walker su última biografía, escrita por nuestro inkieto Carlos García León y Borja Martínez-Echevarría.

El martes 17 de marzo tuvimos el placer de que la sesión de Inkietos fuera protagonizada por el presidente de honor del mayor despacho de Europa continental, a quien Carlos presentó así:

“Antonio Garrigues Walker es una de esas personas que si no existieran habría que inventarlas, porque su paso por la vida, por la existencia, por la historia ha dejado huella. Es cierto que el subtítulo de su biografía es “Testigo clave de medio siglo de nuestra historia”, pero más que testigo ha sido un actor, un protagonista de diversos aspectos de la abogacía, la economía y la empresa, la política, la sociedad civil o la cultura.

Actual presidente de honor de Garrigues y presidente de la Fundación Garrigues, entre otros cargos, es imposible resumir todos los cargos que ha ostentado y reconocimientos que ha tenido a lo largo de su carrera.

Le hemos invitado a la asamblea de Inkietos porque ha sido, y es, un “inkieto” por naturaleza, amante de aprovechar el tiempo al máximo, emprender nuevas aventuras, innovar, aprender, desaprender y reaprender (algo tan importante hoy en día). Es una persona pluridimensional como pocas. Si no lo encuentran en el despacho que transformó, institucionalizó, modernizó y engrandeció, estará hablando de economía, viajando a Estados para participar en un debate con Paul Valker, en una asamblea de la Comisión Trilateral en Japón, en un acto como embajador de la marca España, hablándole a futuros abogados en la Universidad, a interesarse por los refugiados como presidente de honor de Acnur, leyendo a su querido Ortega, escribiendo una Tercera de ABC sobre el liberalismo auténtico, presidiendo el jurado de un premio teatral, dirigiendo su última oda, aprendiendo a usar un Ipad…

No para. No sabe parar. No quiere parar. Le gusta estar en activo. Pensando en el futuro, pero con una experiencia vital envidiable.»

 

La reunión duró una hora y fue más que suficiente para que quedáramos todos fascinados con su capacidad de análisis, su visión global de la abogacía y su rol en el mundo, su mirada hacia el futuro, su autoexigencia ética, su calidez y cercanía.

 

El encuentro de los Inkietos con Antonio Garrigues

Comenzó sentado y rápidamente se acercó a nosotros, que estábamos reunidos en una ronda como niños extasiados ante una presencia mágica. Es que tiene pinta de artista, carismático y seductor.

“¿De qué queréis que os hable?” Y sin necesitar una respuesta, empezó.

¿Qué debo hacer yo para cumplir con mi papel en la sociedad?” el sentido de la vida, en una dimensión que excede lo profesional y lo enmarca en la vocación y balance de una trayectoria de trascendencia fue el punto de partida de un rápido repaso sobre los puntos más profundos del sector legal y su impacto en la sociedad actual.

Mencionó la revolución que está generando en la Iglesia el Papa Francisco, quien ha logrado cambiar en muy poco tiempo la imagen de la religión católica, logrando niveles impensables de aceptación inclusive en miembros de otras confesiones, a través de planteamientos de gran exigencia ética hacia la propia curia que tiene atemorizado al Vaticano. Puso al Papa y el cambio radical que ha dado la Iglesia como ejemplo de la modernización de instituciones resistentes al cambio.

Le gustó la definición de nuestro grupo como “propensos al cambio” y planteó que todos deberíamos valorar cuál es nuestro grado de resistencia al cambio ya que ahí radica el drama, y que para superarlo es necesario conocer cómo inciden las diferentes culturas en los procesos de cambio. Radical como el axioma de que no vivimos una época de cambios, sino un cambio de época.

Su preocupación hoy pasa por la investigación jurídica. Definamos o no al derecho como una ciencia, lo que no admite duda, dijo, es que el derecho requiere investigación para entender y acompañar la revolución tecnológica y científica actual.

Si el derecho es tan lento, la ciencia avanza y se separa del ordenamiento jurídico. Por ello, y comentando las paradojas que impone al derecho la ciencia a través de nuevos conceptos como la titularidad de los cordones umbilicales, la nanotecnología en el cerebro y la sociedad digital, Antonio Garrigues nos emplaza a aproximarnos a la verdad de modo interdisciplinario, reuniendo a juristas con científicos. En un mundo tan complejo el único modo de entenderlo es a través de la hibridación y así como nos resulta natural la doble titulación de derecho y ADE, en un futuro muy próximo veremos nuevas profesiones en las que se aúne el derecho con las ingenierías, por ejemplo.

Apeló a un estudio sobre el mercado laboral del futuro: «el 70% de los niños que hoy van a la guardería, cuando sean mayores trabajarán en profesiones que aún no se han inventado». En cuanto mencionó a los niños enlazó con otro tema: la desigualdad de las mujeres y nos admiró que dijera que “es una vergüenza que tener hijos sea una traba al crecimiento profesional. Es intolerable.”

Antonio GARRIGUESHabló sobre política en España. No le preocupa el fenómeno de Podemos, pero se ofende con la superioridad moral que pretenden representar y le quedó tiempo para darnos su visión sobre Europa: las diferencias culturales en relación con la percepción de la influencia de los demás en el propio futuro en USA y en nuestro continente, la situación de la economía en Francia, su pérdida de poder y la lamentable popularidad del partido de Le Pen, la baja natalidad europea y su consecuente envejecimiento y el surgimiento de movimientos fundamentalistas.

No tiene intención de jubilarse. Le preguntamos qué motivaba a una persona que había logrado todo lo que cualquiera podría proponerse profesionalmente a seguir aprendiendo: “Vivir, y para vivir es necesario estar permanentemente aprendiendo, saber que el cerebro es otro músculo que debes ejercitar y siempre mantener el interés por el sexo.”

Así fue nuestro encuentro con una auténtica leyenda, el abogado que nunca se jubilará.

 

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