Ayer mantuvimos un interesante debate en Twitter comentando un artículo publicado en Lawyerist: «Lawyers Won’t Be Replaced by Robots, but Everyone Else Will«. El reemplazo o complementariedad para ciertas funciones de las máquinas con los humanos tiene defensores y detractores.
Apenas propuesto el tema, nos enganchamos con los #inkietos Eva Bruch, Jordi Estalella y Fernando Mier a pensar en los límites a la participación de la tecnología en el negocio jurídico. Qué habilidades los humanos tenemos por lo que seremos irreemplazables y en qué tipo de tareas las máquinas nos superan. Finalmente coincidimos en que seremos complementarios, si bien algunos segmentos de la abogacía sufrirán especialmente:
@evabruch @jordiestalella Totalmente de acuerdo. Si no damos más valor que un robot, sólo con barreras de entrada sobreviviremos. — Lidia Zommer (@lidiazommer) julio 8, 2015
@evabruch @lidiazommer En los abogados persuasión y negociación son dos factores de gran peso. ¿Los robots tendrán ese rasgo intencional?
— Jordi Estalella (@jordiestalella) julio 8, 2015
@lidiazommer @evabruch Exacto. La tecnología complementa y no sustituye a los abogados, salvo en algunos servicios de baja complejidad. — Jordi Estalella (@jordiestalella) julio 8, 2015
@jordiestalella @lidiazommer @evabruch . ¿Dudáis de que Watson puede detectar cuando un testigo miente por percepción de microgestos?
— Fernando Mier (@F_Mier) julio 8, 2015
En ese marco, la pregunta que nos hacemos es si los despachos españoles aprovechamos el potencial que brinda la tecnología actualmente disponible. Hablamos con dos socios de diferentes despachos, muy interesados en estos cambios.
Josep Navajo, socio de Delvy, cree que todavía queda mucho camino por recorrer tanto en sistemas de captación de clientes como a nivel de organización y gestión interna. Los despachos anclados en el papel y en los procesos manuales que obligan a destinar una gran cantidad de recursos en capital humano y sea menos ágil y eficiente serán los que no podrán responder a la demanda de los clientes de más valor por menos precio.
Por su parte, Santiago Viciano, socio director de Viciano Abogados, piensa que los despachos que quieren aprovechar el potencial tecnológico pero se encuentran con dos barreras, por un lado de desconocimiento tecnológico y por el otro con la económica, ya que la inversión que estiman necesaria es muy elevada para firmas pequeñas o medianas.
Josep apunta que las barreras son fundamentalmente generacionales, ya que muchos de los socios de estos despachos son “old school” y tardan en dar entrada a los jóvenes que puedan aportar ideas frescas a la firma.
El socio de Delvy ve el futuro con dos grandes modelos de negocio para los despachos de abogados; por un lado la especialización en un sector o materia muy concreta y donde se puedan dar servicios de alto valor añadido y por otro lado la automatización de procesos ofreciendo precios muy competitivos a un gran volumen. La captación de gran cantidad de estos servicios es la clave para que el negocio sea viable.
El modelo de negocio de la abogacía tradicional está viendo un cambio en opinión de Viciano, afectando especialmente a los segmentos de poco valor añadido, ya que Internet permite ofrecerlo a precios muy reducidos reduciendo los costes del servicio.
En cuanto a las áreas de práctica jurídica que serán afectadas, Santiago anticipa que será muy generalizado y opina que lo sufrirán todas las áreas de especialización, desde los despachos dedicados a procesal que son más sensibles y más agradecidos a la hora de adoptar la tecnología como a los despachos centrados en Corporate, de mayor tamaño.
Toda innovación tecnológica que supone un cambio tan trascendental impone vencedores y vencidos. Todo cambio en el modo en que alimentamos a nuestras familias supone un cambio en las competencias relevantes de la sociedad. Así como la invención de la tecnología para hacer de las piedras puntas de lanzas que permitió que dejáramos de pelear cuerpo a cuerpo hizo que los hombres más valiosos en la sociedad pasaran de los más fuertes a los de más puntería. Enrique Dans apunta el caso de los campesinos que debieron emigrar a las zonas más pobres de las ciudades cuando la Revolución Industrial los dejó sin trabajo. En ambos casos, las habilidades necesarias para progresar cambiaron y eso generó un giro dramático en las vidas de las personas.
¿Quiénes serán los perdedores y quiénes los triunfadores en este nuevo juego en la abogacía?
Josep ve este nuevo entorno como una oportunidad para un despacho como el de ellos, que se han decantado por la especialización en el sector de las startup tecnológicas y que utiliza las nuevas tecnologías e internet como forma de captación de clientes, creación de la imagen de la firma y sus valores, así como la organización interna.
En cambio Santiago ve tanto amenazas como oportunidades. Amenaza en tanto que si no se afronta dedicando una ingente cantidad de recursos o si se afronta mal los despachos medianos estarán abocados a la desaparición, y una oportunidad en tanto el sector está bastante “despistado” y quienes sepan aprovechar las nuevas plataformas podrán sacar ventaja.
El mayor desafío actual para Delvy es hacer un buen uso de toda la tecnología disponible y evolucionar al mismo ritmo que ésta para no quedarse atrás y aprovechar todas las ventajas que nos puede ofrecer. Considera que los despachos que no se adapten acabarán siendo obsoletos e ineficientes y por lo tanto, destinados a desaparecer o reinventarse.
Santiago lo ve claro: “El sector ya ha despertado, va a haber un cambio muy brusco de modelo de negocio y de forma de trabajar y se va a producir un movimiento fuerte de concentración de profesionales en los próximos años que será permanente e irreversible. El desafío es estar a la altura y detectar, implementar y liderar estos cambios.”
El futuro ya ha llegado. Veremos si somos capaces de aprovechar las ventajas de este nuevo mundo o si seremos materia de estudio en el futuro en el capítulo: “Había una vez en la historia en la que a algunas personas se les pagaba por conocer el derecho.” Ya no es suficiente.
En la era digital, quien no innove para ser mejor, deberá copiar para sobrevivir.

Socia directora de Mirada 360.
Licenciada en Derecho por la Universidad de Buenos Aires y con un Máster en Comunicación Corporativa por la Universidad Complutense de Madrid, se dedica exclusivamente al marketing y comunicación de despachos de abogados desde Mirada 360, donde combina su experiencia como abogada con más de 15 años asesorando a firmas en sus planes de desarrollo de negocio, marketing estratégico, comunicación y marketing digital.
En El 8º hábito Stephen Covey explica lo que él llama las 5 eras de la voz de la Civilización: la del cazador/recolector, la del agricultor, la industrial, la del trabajador del conocimiento y la de la sabiduría. En este momento estaríamos transicionando de la penúltima a la última. Cada transición se caracteriza por dos cosas: un importante incremento de productividad y una abultada pérdida de puestos de trabajo. Todo lo que describe se ajusta como un guante a tu artículo, Lidia, y los comentarios INKIETOS. Los que os prestan atención, como mínimo, están al tanto de cómo se están… Leer más »
¡Muchas gracias, Rafa! Lo importante es que, además de ver que viene el Cuco, hagamos algo al respecto.
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